Monday, July 03, 2006

UN BOTELLÓN BIBLICO

Las primeras noticias nos ofrecen datos dispersos sobre el cultivo de la vid y el consumo de vino, mezclándose relatos históricos y míticos. Comenzamos situándonos en la cuna de las civilizaciones, que es la tierra comprendida entre los ríos Tigris y Eúfrates. De Ur, tierra de zigurats, procede un estandarte (2500 a. de C.) que se conserva en el Museo Británico donde se puede ver a príncipes y al rey bebiendo en copas, presuntamente de vino; según la circunstancia social se usaban distintas copas, o se bebía en una sola para cerrar acuerdos. Unos 500 años más tarde se escriben las hazañas de Gilgamesh, rey de Uruk, relatando como buscó la inmortalidad en el reino del Sol y encontró un viñedo cuidado por diosas, bebiendo del jugo de las uvas. Centrándonos en datos más objetivos podemos afirmar que en Babilonia se servía vino en los banquetes y existía el cargo de Copero mayor, tal vez el primer sumiller, que realizaba delicadas manipulaciones en el vino para servirlo, esos sí, sin inaudito incremento de precio, pues era funcionario. En la ciudad de Mari, el rey para garantizar la fidelidad de su guardia beduina les suministraba vino para su placer. Los reyes de la época neoasirica (siglo VI a. de C.) también los disfrutaban, Asurbanipal celebraba banquetes debajo del emparrado y su sucesor ofreció uno para casi 70.000 invitados, poniendo a su disposición miles de odres de vino y cántaros de cerveza. Podemos, como resumen, destacar que el vino, inicialmente ofrenda a los dioses, se extiende a los banquetes de relevancia social. Otras civilizaciones como la persa tienen sus propias leyendas, el rey Djemchid vio crecer plantas de las semillas arrojadas a sus pies por un pájaro y dieron frutos cuyo jugo fermentado bebió su favorita y tras dormir se sintió sana y feliz, sus descendientes plantaron viñas en Shiraz, cerca de Persepolis, mítico origen de esta variedad. Más al oriente, en China, hay pocos datos, pero existen referencias a castigos por mezclar vino de arroz con vino de uvas, no sabemos que parte era considerada como adulterante. ¿Y la Biblia que da título al artículo?; tres notas, la primera destacar las citas de uvas, frescas, secas y sobre todo para vino. La segunda, en Génesis 9, 20-27, la importancia que supone que cuando Noe vuelve a la normalidad, abandonando el arca y siendo el responsable de la restauración de la vida sobre la tierra, planta una viña y cuando da sus frutos, sin ir a ninguna taberna, así en mitad del campo, se embriaga de tal forma que lo tienen que recoger de la viña sus hijos. Merece ser declarado patrón de los botellones que absurdamente pueblan España y que tan poco tienen que ver con la cultura del vino. Por último también la Biblia tiene su tentación prohibicionista, Moisés lo pone bajo sospecha, le dan miedo los excesos en la travesía del desierto, tras ver “como se puso la peña en el botellón” celebrado mientras que él recibía las tablas de la ley, y lo prohíbe a los sacerdotes antes y durante el culto, menos mal que los Salmos contrarrestan y apoyan a nuestra querida bebida, ya que cantan que “alegra el corazón del hombre”.

Marzo 2006 - Luis Menchén

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