LA NARIZ DE CLEOPATRA
Egipto... solo su mención nos trae imágenes de grandeza, de vida llena de misterio y magnificencia. En una civilización así, no podía existir solo la cerveza de los faraones y los ritos funerarios, el vino comienza a abrirse paso de forma firme y continuada y llegan a decir sus habitantes en un proverbio "en el agua puedes ver reflejada tu cara, pero en el vino aparece siempre tu mejor cualidad". Existen datos de cultivo de la vid desde épocas predinásticas, concretamente en las zonas de Fayum y los oasis occidentales, aunque también los faraones disfrutan ampliando su cultura vínica y como Ramses, catan vinos de Palestina y Siria. La imitación social ya existía, aunque no haya constancia de programas rosas del corazón, y el vino, como placer faraónico, fue obtenido en viñedos propiedad de los templos, apareció en tumbas de otros personajes como el arquitecto de Amenofis II y III (XVIII dinastía), llamado Kha, cuyos restos, junto con los de su esposa Merit, podemos contemplar en el museo de Turín. Pero también los estratos sociales inferiores lo reclaman, y existe constancia de que para mejorar el rendimiento de los trabajadores del complejo funerario de Gizeh, se les proporcionaban cuatro clases de vino y cinco de cerveza, imagino que con moderación, pues la geometría de las pirámides es de admirar. Los gustos parece que iban dirigidos fundamentalmente a vinos secos procedentes de uva tinta y con unos cinco años de envejecimiento, aunque también existen datos de algunos dulces. Es lógico que paralelamente al incremento de su consumo, se fueran desarrollando técnicas, usos y costumbres. La uva era pisada en grandes cubas y envasado el vino en ánforas de barro tratadas con resina en su interior para disminuir la porosidad y protegerlo, por lo que también se sellaban con arcilla las bocas. El vino se trasvasaba con un sifón y se servía en copas con un cucharón de metal, todo ello para evitar remover los posos. En templos, palacios y otros edificios importantes el personal relacionado con el mundo de los alimentos era complejo y jerarquizado existiendo puestos como maestro viticultor y copero catador de vino. El último esplendor legendario de Egipto se relaciona con Cleopatra que ha quedado como referencia de intrigante política, mediante su inteligencia y sus artes de seducción, es curioso que ante la entrada de los términos nariz y Cleopatra en un buscador de internet, aparezcan cientos de páginas, pues se mitificó este rasgo de su cuerpo, no importará por lo tanto que añadamos una hipótesis más, es probable que su nariz adquiriese esa gracia por ser instrumento de catas ciegas en tardes de divertimento, ya que en las ánforas venia garantizaba la trazabilidad, que ahora les parece una exigencia novedosa a nuestros bodegueros, pues reflejaban en su "etiquetado" el viñedo de procedencia, el año de vendimia y envasado y el nombre del bodeguero; facilitando el juego de adivinar el origen y características de los caldos que ofrecía a Julio Cesar o Marco Antonio.
Abril 2006 - Luis Menchén
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